martes, 9 de octubre de 2012

EL CABALLO LOCO - CUENTO


EL CABALLO LOCO
CUENTO






      Me aseguraron que realmente ocurrió, que fue cierto.
     Aunque niño y acostumbrado a oír cuentos, leyendas e historias y poder ver con la mirada de los niños ese entorno mágico que lo rodea todo en las Tierras Altas, recuerdo que me costaba creer que fuera cierto.
 
     Decían que podía ocurrir en cualquier lugar, en la espesura de la Fraga o en las cumbres de la sierra, en campo abierto o por medio de un pueblo, bajo la lluvia o sobre la nieve, en cualquier lugar podía aparecer un enorme caballo blanco galopando como poseído por el viento, que pasaba una y otra vez, y nunca paraba. Esto es por cierto lo que mas me extrañaba, ¿como es que no paraba para comer?.
 
     Su llegada era precedida por un ruido ensordecedor, como de mil truenos juntos. Todos se tapaban los oídos porque nadie lo resistía, ni siquiera un sordo que había en Celeiros. 
     Los perros que tienen un oído muy fino, lo oían antes y cuando salían huyendo como del mismo demonio sin que nadie notara la causa, todos pensaban inmediatamente "o cabalolouco" pues así era llamado. Cuando la casualidad hacia que fuera a pasar cerca de una iglesia, por arte mágica las campanas se ponían a tocar solas anunciando su llegada.


     
     Las crines eran enormes y se le juntaban con el pelo de la cola. Parecía como una manta de pelo tendida al viento norte. Corría mas rápido que el caballo mas rápido que se conocía. Si había un obstáculo saltaba volando por encima de él con pasmosa facilidad. 
     A veces como en la Fraga, no se le podía ver, pero el retumbar del galope de sus cascos no daba lugar a dudas. Cuando galopaba por la noche, sus crines daban una luz amarilla intensa, si cruzaba un pueblo, de repente parecía de día.
 
      Muchas eran las explicaciones que se le daban, aunque lo que para todos estaba claro es que este ser no era de este mundo. Seria el caballo de algún mouro, ¡o de una meiga!. Seria un hombre convertido en caballo en vez de en lobo por algún sortilegio...
 
     Cuando aparecía, daba la impresión de estar en todas partes al mismo tiempo. Una vez un padre de familia lo vio cuando estaba arando cerca de su pueblo, y al llegar a casa por la noche, uno se sus hijos le contaba que lo había visto por la Fraga al mismo tiempo, y cuando al día siguiente bajo de la montaña el otro hijo que estaba cuidando el ganado, también el lo había visto en la sierra. Todos coincidían en haberlo visto a la misma hora.
 
      Algunos creían que dormía dentro del río, pues se veían luces corriendo por debajo del agua.
 
      Era tal el espanto que producían que nunca nadie se atrevió a ponerse en su camino.



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XOAN ARCO DA VELLA

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