miércoles, 10 de octubre de 2012

MONASTERIO DE MONFERO

MONASTERIO DE MONFERO
MONFERO 


     
     En el siglo X el rey de Galicia, Bermudo II, auspicia el inicio de la vida monacal en la zona. Este primitivo cenobio fue destruido en las invasiones normandas y no será hasta 1.134 cuando se comience una nueva construcción. Los nobles don Alfonso Bermúdez y don Pedro Osorio, sobrino del primero, bajo los auspicios de Alfonso VII, fundan un monasterio en el que ellos mismos procesaran. 


     Sus primeros monjes pertenecen al monasterio benedictino de Valverde del Bierzo y reciben coto, privilegios y beneficios reales. Desde Sobrado de los Monjes se impone la regla cisterciense en 1.147 y comienza la construcción de la primera iglesia y del resto del edificio monasterial. A partir de entonces comienza la epoca de mayor prosperidad del cenobio.



     Monfero no fue ajeno a los conflictos entre el clero y la nobleza y, así, tuvo que litigar con los Ares de Pardo y con los Andrade hasta que la intervención real fallo a favor de los monjes blancos. Fueron años oscuros en la historia del monasterio en los cuales algunos de sus abades murieron asesinados dentro de sus propiedades. A partir de 1.506, al igual que otros monasterios gallegos, pasa a depender de la Congregación de Castilla por los planes centralistas de los Reyes Católicos. En este momento se produce una nueva epoca de esplendor en que se intentan reconstruir las dependencias y la iglesia. 


     En 1.820 se cierran las instalaciones en cumplimiento de las primeras exclaustraciones y aunque en 1.823 se permite volver a algunas comunidades, Monfero ya esta inhabitable debido a la rapiña. En 1.835 se abandona definitivamente y en 1.841 el Arzobispo de Santiago ordena el reparto entre las parroquias vecinas de los retablos de la iglesia. 
 

     Para evitar el saqueo se intento en 1.882 una ocupación de las instalaciones pero no llego a buen término y la ruina fue a más. En 1.941 es declarado Monumento Histórico Artístico. Actualmente se han realizado algunos trabajos de limpieza y restauración, sobre todo en las zonas cubiertas de maleza.


     Al llegar a las inmediaciones del monasterio nos encontramos con que las actuales carreteras han dividido el coto abacial. En el cruce de estas vías tenemos un pequeño campo con crucero justo delante del arco de entrada al recinto. Aquí podemos dejar el coche y hacernos una primera composición del conjunto que vamos a visitar. Cruzamos el arco de entrada y nos encontramos con un amplio patio desde el que se distribuyen cementerio e iglesia a la izquierda y edificio monacal al centro. 


     La zona está bien cuidada e incluso se han construido unos escalones a la altura del templo. Este presenta una fachada clasicista con decoración barroca construida en la segunda mitad del siglo XVII. Sus elementos más característicos son el efecto ajedrezado, conseguido con la alternancia de placas de pizarra y sillares de granito, y las colosales columnas y pilastras que forman las tres calles de la fachada. Las columnas, de orden compuesto, soportan una amplia cornisa sobre la cual sobresale la única e inconclusa torre de dos cuerpos que dio tiempo a construir.


     
     El actual templo, inaugurado en 1.656, sustituyo por completo al original, puramente románico, del que solo queda un lienzo y elementos aislados en el lateral norte del claustro procesional Ya en su interior del templo, sorprende la grandeza de la nave en cruz latina de 65 m. de largo y 12.5 m. de ancho. La nave principal presenta cuatro tramos que se une a un crucero corto y presbiterio rectangular. La unión de los tres elementos se realiza mediante una cúpula apoyada en pechinas con ornamentación barroca. 


     Todas las naves están cubiertas con bóveda de cañón que, al igual que la imponente que soporta el coro y las de otras dependencias, están adornadas con casetones. Las bóvedas arrancan de una cornisa continua soportada por pilastras del mismo estilo que las de la fachada. Detrás del presbiterio esta la sacristía construida a principios del siglo XVIII. Es una estancia cuadrada y cubierta con bóveda de cañón con casetones muy ornamentados.


     En el altar mayor tenemos los sepulcros góticos de don Nuño Freire de Andrade o Mao (1.431) y de su hijo Pedro Fernández de Andrade (1.435). En el crucero a nivel del pavimento están los de don Fernán Pérez de Andrade (1.470) y el de don Diego de Andrade (1.492). 


     Todos ellos se representan armados. Los sepulcros de don Nuño y don Pedro son los más ornamentados y representan los elementos clásicos de los sepulcros nobiliarios del siglo XV, los ángeles a los lados del almohadón, los perros a los pies y los escudos de armas de la familia decorando el sarcófago. 

     
     En el caso de don Nuño se puede leer en el bordillo del arca: “0 VONE JESU A VEDE PIEDADE DA ANIMA DE NUÑO FREIRE DE ANDRADE CAVALEIRO DE VERDADE UN DO CONCELLO DO REI QUESE FINOU ENO ANO D MIL CCCC XXXI ANOS”.


     A la izquierda de los sepulcros de don Fernán y don Diego hay una reja que comunica con el baptisterio y con la sala capitular; el día de la visita estaba cerrada. En las inmediaciones tenemos otra puerta que comunica con el exterior del crucero en la zona más antigua, la planta alta del claustro de las procesiones y la escalera desde donde podemos acceder al coro. 


     Desde éste tenemos una esplendida visión del conjunto del templo y también aquí se encuentran desarmadas las piezas del altar mayor. Ya de vuelta a la iglesia podemos contemplar el retablo del crucero norte dedicado a la Virgen de la Cela que es uno de los pocos que se conservan en su sitio original.


      Pasamos ahora a visitar el recinto monacal. El conjunto en general esta muy deteriorado y algunas zonas amenazan ruina. 


     Parte de las estancias suelen estar cubiertas por la maleza aunque en esta ocasión esta bastante limpio gracias a la campaña de trabajos realizada recientemente. 


     Al cruzar el arco de la entrada nos encontramos en el claustro de la Hospedería. Solo conserva la parte sur y los arranques laterales. En el podemos apreciar restos de la primitiva construcción románica, el renacentista de finales del siglo XVI y el clasicista del finales del siglo XVII. 

     
Las obras de este último fueron interrumpidas por la Guerra de la Independencia. Desde este claustro se accede a la cocina, del siglo XVIII, en donde podemos ver una espléndida lareira, un gran mesado de piedra, fregaderos, despensas, etc.


     A continuación se encuentra el claustro procesional o reglar. Es la zona más artística y elaborada del conjunto monacal. Si avanzamos por nuestra derecha, encontramos el refectorio. 


     Esta estancia hoy en día ocupada por la maleza aun deja vislumbrar su bóveda de cañón y la amplitud correspondiente a un monasterio de estas características. 


     El claustro esta formado por 20 arcos de medio punto, tapiados a finales del s. XVIII formando óculos, con recias pilastras rematadas en pináculos a la altura de la segunda planta. Estos arcos dan lugar a 24 tramos de hermosa bóveda de crucería nervada. 


     En la primera planta balcón sobre el arco central y ventanas en los dos laterales. Los tramos esquinales carecen de iluminación. En el centro del claustro pervive una bonita fuente barroca. En el ala norte podemos ver la puerta de acceso al templo hoy tapiada.


      Para terminar la visita pasamos al claustro oriental o del dormitorio que da paso a los antiguos dormitorios y que estaba siendo reconstruido en el momento de su ocupación por las tropas napoleónicas. 


    Desde su centro tenemos una buena perspectiva de la cúpula de la iglesia. Alrededor del patio hay multitud de estancias muy deterioradas y cubiertas de maleza. Solo se conserva una arcada sencilla en el lado norte.


     En esta zona también estuvo el archivo y el calefactorio. No se puede abandonar Monfero sin dar una vuelta por el exterior y comprender que estamos en uno de los grandes cenobios cistercienses de Galicia. Sus impresionantes fachadas con ventanas y balcones dan fe del poder alcanzado por el monacato gallego desde el siglo XII hasta las exclaustraciones del siglo XIX.


     A Monfero se llega fácilmente desde Campolongo en Pontedeume. Tomamos la LC-151 en dirección a O Irixo y a unos 17 Km. llegamos a Monfero. El camino al monasterio esta perfectamente señalizado y no tiene perdida. 


     Esta visita se puede completar con la del Castillo de Nogueirosa, con la del Monasterio de Caaveiro, con la espectacular Fraga do Eume y con la villa medieval y marinera de Pontedeume.



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XOAN ARCO DA VELLA

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