jueves, 23 de enero de 2014

CASA DE FLORENTINA GARCÍA

 CASA DE FLORENTINA GARCÍA
A CANCHETA
LOUREIRO
COTOBADE


     Aprovechando que hoy la insistente lluvia de estos meses nos dio un respiro, nos acercamos a la parroquia de Loureiro, lugar de O Frade en Cotobade donde una de sus vecinas Sira, una mujer sabia, una de esas personas cargadas de la retranca y sabiduría que sólo la experiencia de la vida nos puede legar, nos guió hasta una pequeña casa en ruinas en medio del monte, apartada de cualquier otra vivienda, en le lugar conocido por A Cancheta. 


     Está situada a mitad de camino entre O Frade y Loureiro, al otro lado del río Almofrei. “Cada una de las piedras de esta casa, fue testigo de aquella triste historia. 


     La chiquilla vivió aquí la última etapa de su vida y la más triste. En esta casa murió Florentina”. Aquellas piedras nos traen una historia de intolerancia y desapego que nuestra amable amiga oyó contar en casa a sus abuelos.


     Alguien me contó un cuento, una bella historia que ocurrió hace ya muchos años, una leyenda de amor y muerte. 



     Dos jóvenes, él hijo de un “señor”, ella la más pequeña de una casa humilde, se hacen buenos amigos y comparten momentos infinitos de sus vidas cotidianas en la escuela, en los juegos, en los paseos por el bosque alrededor de Loureiro, su parroquia en Cotobade, o por las orillas del río Almofrei. 


     Al pasar de los años, los niños crecen y su amistad se convierte en amor. Un amor tan puro y tan verdadero que ni las protestas de los padres de una ni las maniobras para separarlos de los padres del otro consiguen que dejen de encontrarse, siempre a escondidas, en su escondite, en aquel hermoso lugar que solo ellos conocen.


      Suenan a difuntos las campanas de la Iglesia de Santiago. Todos los que la conocieron lloran por su pérdida. Florentina García ha muerto. Murió de tristeza y soledad. 


     Sus padres la llevaron lejos, fuera de casa cuando supieron que la niña estaba encinta. Qué vergüenza más grande! Qué deshonra para la familia! La chica se había quedado preñada sin haberse casado.


     A su entierro acudieron las gentes de la vecindad, todos fueron testigos del dolor de aquel hombre que a lo lejos, apartado de todos, lloraba amargamente. 



     Era aquel hombre que tanto la había querido y que mandó poner una lápida en la que dejar constancia de su pesar:

 “De la prenda más querida yacen aquí los despojos,
 y no se contienen los ojos de llorar a Florentina………”


      Muchos dijeron que la jóven había muerto al dar a luz y que en la sepultura se encuentran sus restos y los de su bebecito....

“El día primero de vida fue el postrero 
de esta joya malograda”.

MAPA


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XOAN ARCO DA VELLA


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